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7 Beneficios del teatro en la vida de los niños

Hoy en día, la educación formal dentro de las escuelas no está diseñada para que los niños desarrollen sus habilidades artísticas. Las clases de música, danza, teatro, pintura, escultura y escritura, son escasas; y sin embargo los beneficios que ofrecen a la vida cotidiana son inmensos.

La educación artística brinda a los niños diferentes herramientas que utilizan a lo largo de su vida personal y profesional. Es por eso que debemos replantearnos: ¿Qué queremos que nuestros niños aprendan desde pequeños? Y ¿Por qué?

Dentro del arte existen varias ramas en las que se pueden desarrollar habilidades distintas y por eso cada persona debe buscar su vocación. Yo hablaré específicamente del teatro, ya que llevo muchos años inmersa en este mundo, trabajando y jugando con los niños. A continuación describiré algunos beneficios que he visto durante este tiempo:

1. Trabajo en equipo

En la vida cotidiana de los niños generalmente se fomenta que sean los mejores: En calificaciones, deportes; que ganen premios escolares y extracurriculares para poder sobresalir. El teatro ofrece la oportunidad a los niños de entender ¿Qué representa trabajar en equipo?, ¿Por qué si yo no me aprendo mi guión afecta el trabajo de los demás? ¿Cómo ayudarnos entre nosotros para que los errores no sean evidentes?

El trabajo en equipo es fundamental para el éxito de una obra de teatro; cada personaje y cada escena son primordiales para conjugar la historia y los niños más que entenderlo, lo viven.

2. Empatía

“Ponerte en los zapatos de los demás”, “Ver la vida desde otros ojos”, son algunas frases que se utilizan para describir el significado de empatía. En la vida cotidiana es complicado llevarlas a cabo, pero dentro del teatro son una realidad. Los niños tienen la oportunidad de convertirse en distintos personajes, de experimentar la vida y los sentimientos desde otra perspectiva y de conocer nuevas formas de vivir el mundo. Entonces la empatía más que una definición, se vuelve una forma de vida.

3. Memoria

Los niños tienen la misma capacidad (o un poco más) que los adultos para aprenderse un libreto de teatro. Pueden ser diálogos sencillos o complejos, historias simples o enredadas, cortas y largas; la memoria que tienen lo puede absorber. Es por eso que hay que aprovechar su capacidad, para ejercitar su memoria. Esto les puede servir a lo largo de su vida.

4. Espacio para equivocarse

En el mundo contemporáneo todo está comprobado. Sabemos lo que debemos hacer y lo que no, lo que está bien y lo que es un error. Los niños crecen bajo la presión de “no equivocarse”. El espacio dramático crea las condiciones para que los niños puedan equivocarse sin ser reprimidos ni regañados, para aprender a construir a partir de los errores y para saber que no importa si se equivocan, lo que se busca es siempre seguir adelante. En inglés se dice: “Whatever happens the show must go on.” Este aprendizaje es difícil adquirirlo en disciplinas científicas.

5. Creatividad

Es indispensable que los niños tengan un espacio para fortalecer su mente y dejar fluir su creatividad. El teatro permite inventar situaciones, crear personajes, imaginar lugares, construir disfraces, hacer voces; todo para contar historias.

“Play” en inglés significa obra de teatro y también significa jugar. Eso es lo que hacemos en el teatro: Jugar con nuestra mente y creatividad para llegar en la realidad a lugares que antes sólo podíamos imaginar.

6. Reto profesional

En la infancia hay muchos retos, pero pocos de ellos se sienten como profesionales. Cuando los niños realizan una obra para un público determinado, dentro de un foro, con iluminación, vestuario, maquillaje, escenografía, y utilería, se vuelve un reto profesional.

Durante el proceso de montaje, los niños se ilusionan con el hecho de realizar una obra que sea tan relevante que valga la pena ser contada. Se emocionan con la construcción de personajes, imaginan sus vestuarios y fantasean con el público aplaudiendo al final de la obra, así que cuando lo logran se convierte en un reto profesional cumplido.

7. No existe la “pena”

La mayoría de los niños, por su naturaleza, no son penosos. Se pueden subir al escenario en frente de muchas personas desprendiéndose del concepto adulto que se denomina “pánico escénico”. Éste concepto no es natural, sino que llega años después a la vida de las personas; cuando entra en juego la conciencia, el miedo, la incertidumbre y muchos otros sentimientos más.

Las experiencias teatrales de los niños, les enseñan que no hay razones para ponerse nerviosos al hablar en público o tener que hacer alguna actuación de cualquier índole. Sabrán que si alguna vez lo hicieron cuando eran niños, lo pueden repetir.

Estos son sólo algunos beneficios que obtienen los niños al sumergirse en el mundo del teatro, además por supuesto de la diversión y el disfrute que se logran dentro de un proceso teatral.

"El Teatro es una forma de vida

en la que la creación es el motor de la existencia"

Helen Marcos

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